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Neuromoduladores: ¿qué son y cuáles son sus beneficios?

Tabla de contenidos

Los neuromoduladores han ganado popularidad en el mundo de la medicina estética debido a su capacidad para reducir las arrugas y líneas de expresión, proporcionando un aspecto más juvenil sin necesidad de recurrir a cirugías invasivas. A continuación, te explicaré qué son, para qué sirven y los beneficios que ofrecen.

¿Qué son los neuromoduladores?

Los neuromoduladores son sustancias que actúan sobre los nervios que controlan los músculos faciales. Su función principal es bloquear temporalmente la liberación de acetilcolina, una sustancia química que provoca la contracción de los músculos. Al inhibir esta contracción, los neuromoduladores relajan los músculos faciales responsables de las arrugas dinámicas, que son aquellas que se forman debido al movimiento repetitivo de los músculos.

Los neuromoduladores más conocidos son aquellos a base de toxina botulínica tipo A, como Botox, Dysport, y Xeomin. Todos ellos tienen un mecanismo de acción similar, aunque pueden diferir en su formulación y en la duración de los resultados.

¿Para qué sirven los neuromoduladores?

El uso principal de los neuromoduladores en estética es la reducción de las arrugas dinámicas que aparecen principalmente en la frente, el entrecejo y las patas de gallo. Sin embargo, también tienen otros usos estéticos y terapéuticos, como:

  1. Mejorar la simetría facial: Se pueden utilizar para corregir asimetrías leves en el rostro.
  2. Levantar las cejas: Al relajar los músculos responsables del descenso de las cejas, se puede conseguir un «efecto lifting».
  3. Tratamiento de la sonrisa gingival: Ayuda a reducir la exposición excesiva de las encías al sonreír.
  4. Reducción de la sudoración: En tratamientos de hiperhidrosis (sudoración excesiva), los neuromoduladores pueden aplicarse en las axilas, manos o pies.
  5. Control del bruxismo: Relajando los músculos de la mandíbula, pueden aliviar los síntomas de rechinar los dientes.

Beneficios de los neuromoduladores

  1. Procedimiento no invasivo: Los tratamientos con neuromoduladores son mínimamente invasivos, ya que solo requieren la aplicación de inyecciones, evitando los riesgos y tiempos de recuperación asociados a cirugías.

  2. Resultados naturales: Cuando se administran correctamente, los neuromoduladores pueden proporcionar un aspecto rejuvenecido y natural, sin alterar drásticamente las expresiones faciales.

  3. Resultados rápidos: Los efectos suelen comenzar a ser visibles entre 3 y 7 días después del tratamiento, lo que lo convierte en una opción conveniente para quienes buscan mejorar su apariencia de manera rápida.

  4. Duración variable: Los resultados suelen durar entre 3 y 6 meses, dependiendo de factores como la cantidad aplicada y la respuesta individual del paciente. Al ser temporales, ofrecen la flexibilidad de ajustar o suspender el tratamiento.

  5. Mínimo tiempo de recuperación: La mayoría de las personas pueden reanudar sus actividades diarias inmediatamente después del tratamiento, lo que hace que el procedimiento sea fácil de integrar en una rutina ocupada.

Consideraciones y cuidados

Si bien los neuromoduladores son seguros y efectivos cuando son administrados por profesionales capacitados, es importante tener en cuenta que pueden existir efectos secundarios leves, como hinchazón, enrojecimiento o moretones en el área tratada. En raras ocasiones, pueden presentarse complicaciones más graves, como la caída temporal del párpado o una sonrisa asimétrica, pero estos riesgos se minimizan cuando el tratamiento es realizado por un especialista experimentado.

Además, es importante seguir las recomendaciones post-tratamiento, como evitar el ejercicio intenso y no frotar la zona tratada durante las primeras horas después de la aplicación.